viernes, 3 de abril de 2015

Introducción al taller de paisajismo sonoro, escucha y fonografía

Novedad 2, por Lebarón

El arte sonoro se puede entender como una práctica artística en la que el sonido es el eje y el material sobre el cual se trabaja. Esta disciplina desdibuja la frontera entre las artes plásticas y las musicales, constituyéndose como una práctica interdisciplinar que abarca temáticas que van desde la acústica y la psicoacústica, hasta la tecnología, pasando por la poesía (ethnopoetics, sound poetry, voz extendida) el entorno sonoro, la escultura y la exploración sonora del cuerpo como instrumento. En este contexto, el paisaje sonoro, la escucha y la fonografía son algunos elementos fundamentales dentro del quehacer del artista sonoro.

El ambiente sonoro de un lugar suele vivir cambios con el transcurrir del tiempo, hay sonidos que se reconocen como huellas o característicos de un espacio gracias a la frecuencia con la que se producen, hay sonidos que desaparecen y otros que surgen. Estamos inmersos en un universo sonoro que agrupa los sonidos de la naturaleza, los generados por las máquinas y los aparatos tecnológicos, y aquellos producidos por la actividad humana. Así mismo hay sonidos que traspasan el umbral de audición humano y son inaudibles. Gracias al oír, la escucha, la reflexión que surge tras el acto de escuchar, la experiencia cotidiana y el conocimiento, el ser humano le ha asignado a estos sonidos significados, valores y signos con los que se organizan y se asocian de acuerdo a nuestra percepción, memoria e imaginario cultural.

Éste conjunto de sonidos que componen el paisaje sonoro han sido materia de estudio para diferentes artistas e investigadores, quienes lo abordan desde diversos puntos de vista, no sólo desde el estético sino también desde la ecología y la sociología. Dentro de esos investigadores se destaca Raymond Murray Schafer, compositor y educador canadiense, quien a partir de su proyecto World Soundscape Project sentó las bases de lo que él llamó el «Soundscape» (Paisaje Sonoro), del que han surgido múltiples estudios que reflexionan sobre la importancia del sonido en el campo pedagógico, social, ecológico, estético, cultural y musical.

Sin duda, el World Soundscape Project, el desarrollo del paisajismo sonoro e incluso de la música (y otras disciplinas que involucran la voz), no sería posible si no surge la necesidad de fijar y estabilizar un sonido, lo que dio origen al desarrollo de dispositivos y soportes para grabarlo, transportarlo y transformarlo; como sucedió con la invención del fonógrafo (1877) y el posterior desarrollo de otros dispositivos análogicos y digitales.

Sin embargo, ante la naturaleza efímera del sonido, previo a la existencia del fonógrafo, se emplearon otras formas de memorización basadas en los recursos del lenguaje, en las transmisiones orales (dichos, mitos, etc.), y en las posteriores crónicas, descripciones literarias y científicas que hicieron de estos escritores una especie de testigos auditivos. Con base a esto podemos ampliar la práctica fonográfica contemporánea y retomar su significado etimológico para entenderla -también- como un elemento expresivo que se encuentra con diferentes terrenos de creación, como la literatura y el dibujo. De este modo, «escribimos» y «frotamos» el sonido para luego reproducirlo en voz alta y observar su fijación en el papel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario