martes, 16 de diciembre de 2014

Instantes de la Primera muestra de arte portátil [Pandora]

Conspiraciones colectivas con Estonoesuntexto, y la colaboración de Matilda Aguirre, La Reculá del Ovejo y los artistas que participaron. ¡un encuentro shandy! Dic.-12-2014

   

Le gustaban a Walter Benjamin los viejos juguetes, los sellos de correo, las fotos de tarjeta postal y esas imitaciones de la realidad de los paisajes invernales contenidos dentro de un globo de vidrio donde nieva cuando se los sacude.

La propia escritura de Walter Benjamin era casi microscópica, y su ambición nunca lograda era meter cien líneas en una hoja de papel. Cuenta Scholem que en su primera visita a Benjamin en París, éste le arrastró al Museo Cluny para mostrarle, en una exposición de objetos rituales judíos, dos granos de trigo en los que un alma gemela había escrito completo el Schema Israel. 

Walter Benjamin era también alma gemela de Marcel Duchamp. Ambos fueron a la vez vagabundos, siempre de camino, y exiliados del mundo del arte al tiempo que coleccionistas cargados de cosas, es decir, de pasiones. Ambos sabían que miniaturizar es hacer portátil, y que ésta es la forma ideal de poseer cosas para un vagabundo o un exiliado. 

Pero miniaturizar es también ocultar. Duchamp, por ejemplo, se sintió también atraído siempre por lo extremadamente pequeño, es decir, por todo lo que exigiera ser descifrado: emblemas, manuscritos, anagramas. Para él, miniaturizar significaba también hacer inservible: «Lo que está reducido se halla en cierto modo liberado de significado. Su pequeñez es, al mismo tiempo, un todo y un fragmento. El amor de lo que pequeño es una emoción infantil». 

Fragmento de: Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas.

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